Siempre volvemos al origen.

El sentido está en apreciar los pequeños placeres de la vida. Trazar metas a corto plazo. No aferrarse a la idea de olvidar, porque así más presente está el recuerdo.
Dejarse ser a uno mismo, amarse con virtudes y defectos. Transitar nuevos caminos, para construir una mejor persona. Amar el dolor tanto como la felicidad, todo es bueno. Disfrutar de la compañía de las personas que más feliz te hacen.
Animarse a cambiar. Entregarse a la vida.

Se siente como una herida preciosa, como un corazón roto que no quieres dejar ir porque el dolor es placentero. Todos queremos que las cosas permanezcan igual de bien, aceptando vivir en la ficción porque le tenemos miedo al cambio, a que todo termine en ruinas.
Tal vez mi vida no ha sido tan caótica. El mundo es el caótico y la verdadera trampa es atarse emocionalmente al caos. Las ruinas son un regalo. Las ruinas son el camino a la transformación.

                                                                               Comer, rezar, amar.