Siempre volvemos al origen.


Se siente como una herida preciosa, como un corazón roto que no quieres dejar ir porque el dolor es placentero. Todos queremos que las cosas permanezcan igual de bien, aceptando vivir en la ficción porque le tenemos miedo al cambio, a que todo termine en ruinas.
Tal vez mi vida no ha sido tan caótica. El mundo es el caótico y la verdadera trampa es atarse emocionalmente al caos. Las ruinas son un regalo. Las ruinas son el camino a la transformación.

                                                                               Comer, rezar, amar.

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